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El 5 de noviembre de 1962, en Valledupar, el pueblo que pocos años después le daría el privilegio de poder tocar acordeón, pa’ expresar todos sus sentimientos, nació Fernando Dangond Castro, un notable compositor vallenato, cuya sensibilidad, matizada con notas de lirismo, le permitió escribir bellas y célebres obras musicales.

 

Hijo de Jorge Dangond Daza y Elisa Castro Palmera, ambos ya fallecidos, ‘Ferna’, como comenzaron a llamarlo amigos y familiares, creció en un hogar en el cual el servicio y la fraternidad hacían parte del día a día. Su padre, notorio dirigente político y empresario, fue gobernador del Cesar, alcalde de Valledupar y congresista. Su madre, una mujer altruista y solidaria, fundó la Liga contra el Cáncer y fue promotora de generosas causas sociales, además de ser, como diestra pianista, quien le despertó a su hijo el amor por este instrumento y la música en general.

 

Después de descubrir sus inclinaciones artísticas, Fernando no solo aprendió a tocar piano, también cultivó una sorprendente destreza para arrancarle notas y melodías a la guitarra y al acordeón. Al mismo tiempo, brotó en su alma la semilla de la composición.

 

 

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Mas adelante, tras coronarse Rey Infantil del Festival de la Leyenda Vallenata, en 1976, sus padres lo enviaron a culminar la secundaria en Bogotá. En esa misma ciudad, en la Pontificia Universidad Javeriana cursó sus estudios de Medicina. Mientras desarrollaba su carrera profesional, escribía sus canciones. Una de ellas, motivada por los topetazos que le propinaba la nostalgia, fue grabada en 1979 por los Hermanos Zuleta en el álbum Volumen 12: Así es mi Valle, un tema que retrata a un joven melancólico, recordando desde la distancia a su tierra como símbolo de amor y motivo de inspiración.

 

En 1981, inspirado nuevamente en su tierra, compuso Nació mi Poesía, obra con la que participó en el concurso de la Canción Inédita del Festival de la Leyenda Vallenata. Aunque el tema se convirtió en favorito del público, el jurado declaró desierto el primer lugar, dejando en el segundo puesto el tema musical de Fernando Dangond Castro, para evitar suspicacias, pues, su padre, Jorge Dangond Daza, era entonces gobernador del Cesar. Después de 19 años, en el 2.000, la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata reconoció a Nació mi Poesía como la obra ganadora de la edición de 1981, reivindicando el mérito de su compositor.

 

Tiene registradas más de 70 canciones, las cuales han sido grabadas por Jorge Oñate, Diomedes Díaz, los Hermanos Zuleta, El Binomio de Oro, Los Betos, Iván Villazón, Farid Ortiz y otros destacados intérpretes y agrupaciones. Entre sus obras, se pueden mencionar Águila Furtiva, Palabras Mágicas, Miedo al Amor, Vuelve Pronto, Cautivo en tus Redes, El Tapete Azul, El Inconvenientico, Cazador de Ilusiones, El Reencuentro Final, Al Otro Lado del Mar, La Reconquista, Te Quiero, Ojazos de Primavera, Un Mar de Lágrimas, Dame un Besito, Grandes Compositores, Regresa, Tu Ensoñación, La Persona de mi Vida y otras letras que hacen parte del tesoro de la música vallenata.

 

 

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Pero Fernando Dangond Castro no es solo un compositor ilustre, también es un destacado médico neurólogo, cuya brillante carrera académica y científica, lo ha llevado a espacios de reconocimiento internacional.

 

Después de obtener su título de médico, se especializó en Medicina Interna en Cleveland, Ohio, y realizó estudios en Neurología en la Universidad de Harvard, donde también ejerció como investigador y docente. En el transcurso de sus investigaciones científicas, descubrió genes asociados al cáncer, enfermedades inmunológicas y neurodegenerativas. También, por primera vez, describió un caso hereditario de hemiplejía alternante familiar, una enfermedad rara que causa parálisis temporal de un lado del cuerpo, que luego pasa al otro lado.

 

En 2022, inspirado por un doloroso episodio personal, presentó Mariposa Divina, una obra interpretada junto a Erick ‘El Canario’ Escobar, en homenaje a su hija Cristina, fallecida en 2018 cuando tenía 11 años.

 

Hoy, Fernando Dangond Castro, sigue dedicado a la academia y la música, dos facetas que ha sabido combinar y complementar de manera magistral. Final y seguramente, sin proponérselo, dejará un legado que está construyendo con el alma.